jueves, 11 de octubre de 2007

DEPRESIÓN POST VALPO


¿Han escuchado hablar de la depresión post - Valpo? ¿no? Miren, yo se las voy a contar: afortunadamente dura un sólo día y sucede justo en el momento en que, después de poner el pié en el último peldaño del bus, pones el siguiente en la tierra... perdón, quise decir cemento. Levantas la vista queriendo encontrar el azulino color que dejaste hace una hora y media, y en su lugar, te abofetea una espesa y densa capa de hollín capitalino. Tratando de no darle mucha importancia, y con la intención de mantener el buen ánimo que el mar ha dejado, te encaminas a tomar el metro, orgullo patrio y citadino, que después de muchos años de sobrevivencia viene a representar el lado A de nuestra sociedad. Entras, y en un mar atestado de gente de múltiples procedencias, has de soportar las caras que ofrece la fauna santiaguina a todo aquel que si quiera ose entrar al carro con mochilas, bolsas o demases. En la quinta estación, cuando piensas que vas a morir por asfixia axilar, una voz angelical señala: Estación Los Héroes, lugar de combinación con línea uno. Rápidamente la fauna se aferra a sus pertenencias, se levanta de sus asientos (los que por gracia divina han encontrado uno) y se dirige a la puerta de salida, en la que obviamente te encuentras tú, que te bajas dos estaciones más adelante. Mojado no precisamente por sudor propio, llegas a tu vivienda, sea ésta casa, casucha, departamento, mediagua, etc., e introduces la llave que te permitirá volver al mundillo propio (que en la playa ni siquiera habías recordado, e incluso habías logrado esquivar con éxito). Mientras tus anhelos por una ducha caliente se acrecientan, no sólo descubres que no hay gas, sino que también el agua ha sido cortada por no pago de gastos comunes. Te sientas en la cama, más estresado y asustadizo de lo que estabas antes de partir, te reclinas, y entre leves convulsiones nerviosas comienzas a vivir tu primer día de depresión post playa. ¡Bienvenido al club!, ¡al Santiago querido! y a la realidad sin brisa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me pregunto si los porteños piensan distinto...