Quien haya leído EL NOMBRE DE LA ROSA recordará seguramente las sorprendentes habilidades intelectuales de fray
Guillermo de Baskerville, aquel viejo religioso que intenta descifrar las
misteriosas muertes ocurridas al interior de una abadía gracias a sus
capacidades deductivas. Al investigar un poco sobre el libro, salta de
inmediato a la vista el nombre del personaje que le sirvió a Eco para la construcción del religioso:
Sherlock Holmes. Hasta ese momento solo había escuchado sobre el investigador
de forma indirecta. Sabía, obviamente, casi por conocimiento popular, de Holmes
como el detective clásico abocado a desentrañar los más variados casos
policiales, pero no mucho más. No conocía que Arthur Conan Doyle, su creador, era un médico que escribía sus
historias cuando sus pacientes no llegaban. Bueno, la cosa es que tras leer a
Eco, quedé con un profundo interés por conocer más de cerca a este popular
personaje, Sherlock Holmes y decidí comprar un libro con algunas de sus
historias. De esta forma llegó a mis manos SEIS ENIGMAS PARA SHERLOCK HOLMES, una compilación de seis historias que
desafían al investigador y que poco a poco, página a página, van cautivando al
lector. El primer elemento que me hizo enganchar con el libro es una escena en
que un hombre enmascarado entra al cuarto donde Watson y Holmes esperan, luego
de recibir previamente una carta que confirmaba la llegada de un cliente a ese
día y a esa hora. Holmes lo recibe muy cortésmente y luego le indica “¿por qué
no se quita esa máscara, Su Majestad?” Y el enmascarado, taciturno ante las
habilidades del investigador, tartamudea un par de palabras intentando saber
cómo Sherlock ha podido “adivinar” su verdadera identidad a pesar de todos los
resguardos tomados. Y claro, luego Sherlock Holmes le explica los elementos que
le hicieron ver quién era realmente el enmascarado y el rey queda boquiabierto
por la explicación, pues a pesar de que luego de ser presentada resulta
elemental, nadie salvo él pudo verla con anterioridad. Y ahí radica finalmente
el encanto del asunto. Como un mago que ejecuta su acto imposible dejando a
todos sorprendidos, pero que luego de explicar los procedimientos de su arte,
la verdad de su magia era mucho más terrenal y comprensible de lo que en
realidad pudimos haber imaginado. Así mismo Holmes encanta con su magia
deductiva, mostrándonos a todos, lectores y personajes, que los signos de la
realidad son verdaderamente la punta de un iceberg que sobresale frente a la
inmensidad de hechos que permanecen desconocidos pero que explican finalmente que
la punta haya emergido a la superficie.
Me encantó el libro. Lo encontré
muy interesante, muy instructivo también. Hasta yo mismo me sentí tentado de
ocupar sus habilidades más de alguna vez, para caer en cuenta que solo en manos
de Sherlock cobran real vida.
Tiempo después compré otro de
Arthur Conan Doyle –El valle del terror- creo que se llama. Ahí veremos qué
tal.