viernes, 1 de septiembre de 2017

De MÁS ALLÁ DEL INVIERNO - Isabel Allende


Hoy quiero comentarles mi primera experiencia como lector de Isabel Allende, la escritora chilena acusada por todo el establishment literario de ser una novelista light. Acabo de terminar la lectura de Más allá del invierno y la verdad es que quedé fascinado. A pesar de que hace algún tiempo me había rendido con ella porque todos sus textos me cansaban y al final terminaba dejándolos de lado, decidí adquirir una copia de Más allá del invierno porque me agradó el diseño de la portada (sí, nuevamente el poder de la mercadotecnia) y el breve resumen de la historia: "A raíz de una tremenda tormenta de nieve en Nueva York, Isabel Allende nos presenta a tres personajes que se hallan en el invierno de su vida, una atrevida mujer chilena, una joven guatemalteca indocumentada y un cauteloso profesor universitario. Pero todos ellos, unidos por una dramática aventura, descubrirán su fuerza interior y el verano invencible que llevan en el alma". Adoro el invierno y leer una novela que transcurriera en una tormenta de nieve me parecía lo más cálido que pudiese encontrar… algo paradójico. Lo vi primero en BUSCALIBRE y luego, un día cuando fui de compras al supermercado, me lo topé y ya no pude resistirme. Desembolsé el dinero (harto más caro que en Buscalibre, pero así es la compulsión de los compradores de libros de vez en cuando) y me lo llevé a casa para comenzar a leerlo de inmediato.

La novela presenta la historia de varios personajes pero todos anclados en la vida de tres: Lucía Maraz, Evelyn y Richard. La protagonista es Lucía, una profesora chilena que asiste como visitante a la Universidad de Nueva York y que se hospeda durante ese tiempo en la casa de un colega: el rutinario profesor Richard. Un día de tormenta en que los noticiarios no dejan de pedir a los neoyorkinos que no salgan de sus casas a menos que sea estrictamente necesario, la rutina inquebrantable de Richard se altera y debe salir apresuradamente para llevar a su gata envenenada a una clínica veterinaria. En el camino de regreso sufre un percance que modificará su vida por siempre: las ruedas de su auto se resbalan en el hielo y choca por detrás a otro automóvil. La pequeña mujer que conduce es Evelyn, una indocumentada guatemalteca  que termina llegando a la casa del profesor. Richard, sin saber muy bien qué hacer, le pide a Lucía que lo ayude con la frágil latinoamericana que se presenta sin dar razones en aparente estado de shock: no habla, no se comunica, solo llora. Los tres entonces se ven en una encrucijada de la que no sabrán en un comienzo cómo salir: Evelyn, la pequeña guatemalteca, trae un cadáver en el maletero de su auto.

A partir de entonces comienzan a preguntarse cuál es la mejor manera de ayudar a esta joven y deciden emprender un viaje para deshacerse del cuerpo. La novela es la historia de ese viaje, que a medida que avanza permite a los tres irse conociendo poco a poco, con el caudal de experiencias terribles que los han ido tranformando en las personas dañadas que son en el presente. La novela, en este sentido, es una historia de superación, que permite al lector ser testigo de los procesos a través de los cuales se cultiva la resiliencia y la capacidad de salir adelante. Si los tres están vivos luego de vivir situaciones que a otros habrían matado, es porque los tres encuentran en diversos elementos la fortaleza suficiente para poder sobrevivir.

MÁS ALLÁ DEL INVIERNO plantea la idea de que a pesar de que la vida puede volverse horrible, siempre detrás de las nubes aparece el sol. Idea manoseada, cierto, algo cliché, también, pero que nos reconforta y agrada. Si leemos a Isabel Allende, debemos hacerlo a sabiendas que sus historias nos demuestran que por lo menos en la vida ficticia puede haber claridad luego de lo oscuro, aunque en la vida real el asunto sea un poco distinto y contemos con un caudal de escritores que así lo demuestran. Ante la pregunta de ¿por qué la lee todo el mundo?, pues porque son esas las narraciones que alcanzan un público masivo, historias en que sabemos que habrá esperanza y no apocalipsis, donde lo enrevesado de la vida finalmente escogerá un final feliz. Desde mi punto de vista esto no tiene nada de malo y no lo hace tampoco menos profundo.

El libro me gustó mucho, me entretuvo y lo recomiendo para sobrellevar esos momentos de la vida en que necesitamos encontrar un espacio donde poder descansar y guarecernos de lo arduo de la existencia. Como dice el también chileno Camilo Marks: “básicamente, hay dos maneras de leer a Isabel Allende. La primera consiste en escudriñar los defectos de sus libros, exponerlos con lujo de detalles y enviarla a los quintos infiernos con una inapelable, satisfecha, fundada sentencia condenatoria. La segunda, parte de la premisa de que es legítimo pasar un buen rato leyendo sus narraciones, puesto que son entretenidas, no cuesta dejarse atrapar por ellas y poseen mérito que atraen al público masivo o a lectores más exigentes. Entre ambos extremos se ve difícil encontrar un término medio: hay quienes siempre la odiarán, en tanto otros se fascinarán ante cada nuevo título suyo”. 

Yo opto definitivamente por la segunda opción.