Llegó febrero, y junto a él, próximamente, el día de los enamorados. Y junto a este día, mi anual pensamiento de nunca haber pasado esa fecha con alguien a mi lado. Afortunadamente hay unos cuantos inteligentes que gustan de arreglar las fechas y dejarlas para todos los gustos. A uno de esos, sin duda, se le debe haber ocurrido hablar del 14 de febrero como, además, el día de la amistad. Menos mal que de esos/as sí tengo, unas/os cuantas/os, en realidad, y gracias a ellos esta fecha cobra sentido.
El otro día una amiga me dijo “ya vamos a cumplir un año”. Y al darse cuenta del gesto extraño que adoptó mi rostro, me dijo “pero si los amigos también podemos celebrar”. Tiene razón. Y más razón tiene porque somos amigos y no pareja. Por eso yo no logro entender muy bien cuando se habla de “simplemente” amigos y nada más. Creo que debería ser al revés el asunto, o sea, algo así como “simplemente pareja” y nada más. Después de todo, la garantía de la amistad es que cuando la pareja pase (ya que probablemente pasará), los amigos quedarán.
Tengo la idea de que es más fácil que una relación de pareja se rompa antes que una relación de amistad. La pareja exige una serie de requerimientos básicos que los amigos no. En este sentido los amigos son, podríamos decir, más incondicionales que las parejas.
Y, entonces, ¿qué se celebrará este 14 de febrero? El día de la amistad. Y para quienes así lo vean, también el día de quienes, además de amigos, son pareja. Felicidades a todos ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario