miércoles, 12 de julio de 2017

Un hombre en la oscuridad - Paul Auster



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Leer a Paul Auster es para mí casi irse a la segura. Digo “casi” porque ha ocurrido a veces que libros suyos no me han resultado tan atractivos como otros que han marcado mi vida. Cómo olvidar por ejemplo El Palacio de la Luna, o Brooklyn Follies, o La Trilogía de Nueva York, todos libros monumentales que me absorbieron y cambiaron de cierta forma mi manera de ver el mundo. Hay otros textos, sin embargo, que a pesar de ser innegablemente buenos, no lograron el mismo efecto que los ya nombrados. Sobre estos, principalmente los autobiográficos El cuaderno rojo, etc. Un hombre en la oscuridad, sin ser autobiográfico, se asemeja mucho a la manera de escribir de Auster cuando adopta esta posición autoficcional. El libro narra la historia de un sujeto que por un accidente (¿automovilístico si no me equivoco?) debe permanecer algún tiempo guardando cama en casa de su hija, donde también lo acompaña su nieta. Los días son largos y las noches insoportables. Los tres viven las consecuencias de situaciones terribles. La nieta ha perdido a su pareja en la guerra de Irak, donde éste se ha marchado para vivir nuevas experiencias, la hija intenta escribir la biografía de una poetisa que considera mediocre y él debe recuperarse de la muerte reciente de su esposa Sonia. Es en este ambiente donde se desenvuelven los hechos y los tres se observan entre sí mientras el tiempo pasa con la poca esperanza de que pueda sanar las heridas. Durante la noche el viejo inventa una historia. En ella, el personaje principal es asignado para combatir en un Estados Unidos que no conoce y que se le presenta al personaje como una realidad alternativa. Existe una guerra, y esta guerra ocurre porque hay un anciano aburrido que durante las noches la inventa mientras intenta quedarse dormido, como una suerte de dios. La misión de este personaje, su personaje, entonces, es matar a este anciano, a él mismo, en una suerte de suicidio literario, así como Freddy Kruegger metiendo sus garras oníricas en los escenarios de la realidad.


A pesar de no ser nueva, esta idea de un personaje que se junta con su creador resulta interesante. Sin embargo luego de leer el libro queda la sensación de no haber sido lo suficientemente desarrollada o aprovechada por el autor. El final es fácil. Tan fácil que ya no lo recuerdo, se ha perdido en mi memoria de los finales fáciles y mal aprovechados y, como digo, queda la sensación de que la idea daba para mucho más en manos de un maestro como Auster. Bueno, finalemente toda percepción, crítica es subjetiva. Esto es lo que me pareció a mí. Quizá Harold Bloom lo aplauda, no sé.
La novela es compleja en el sentido de todas las voces que la arman a partir de las historias de estos tres personajes reales y el resto de los meta personajes que van generando, a su vez, más narraciones. Quizás debería leerlo con más detalle, con papel y lápiz e intentar encontrar imbricadas conexiones que en una primera lectura no vi. Después de todo me niego a creer que Auster haya hecho un libro tan distinto a sus otras obras maestras.
Si es por estrellas, 3 de 5.

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