martes, 20 de septiembre de 2016

Un saco de huesos - Stephen King



 Ver morir a alguien amado es una de las experiencias más terroríficas de la vida. Y cuando el ser amado muere de forma inesperada, sin dar aviso, puede ser aún peor. Mirar sus cosas ahora sumidas en el vacío silencioso y solemne de un dormitorio casi ausente, bajar al primer piso y mirar sus llaves colgadas, o caminar a la cocina y observar desde el pie de la escalera el tazón que ocupó por última vez para hacerse algo tan mundano, tan trivial como un café, puede ser una de las experiencia más aterradoras de melancolía.

Resultado de imagen para un saco de huesosUN SACO DE HUESOS trata justamente de este proceso: de la muerte de una mujer y de su viudo esposo que a pesar de los años no puede salir de la sensación comatosa a la que se ve arrastrado. Michael Noonan, escritor, busca entonces refugio en la casa del lago que ambos compartieron, con todos los recuerdos que aparecen en cada una de las habitaciones como fantasmas. En ese lugar tendrá que enfrentarse con un abuelo diabólico, Max Devore, que busca quedarse con la custodia de una niña pequeña, sin saber que el viejo no es sino el nieto de uno de los fundadores malditos del pueblo rural en que tiene su casa de verano.

La historia juega así en diversas épocas. Es Michael Noonan quien en un estado medio hipnótico entre sueño y “teletransportación”, visita los comienzos de la aldea, ahí por los años 1900. Es en estos viajes que descubre que la comunidad ha sido fundada sobre el crimen de una antigua cantante de blues negra, Sara Tidwell (Sara Risa), quien luego de ser violada y muerta junto a su pequeño hijo, arroja una maldición sobre todos los descendientes de quienes le dieron muerte. De esta forma Noonan descubre que la niña que ha conocido y que ya ha comenzado a proteger, Ki Devore, lleva en su sangre también la maldición y que si quiere defenderla, deberá hacer frente a fuerzas desconocidas, demoníacas y angelicales que buscan disputar su ayuda.

Max Devore, el abuelo de la niña, se topa así con un antagonista que busca destruir a toda costa, acompañado por su hija, Rogette Whitmore, tía de Ki. Michael Noonan lucha a través de la escritura, y al poco tiempo de llegar, comienza la redacción de una novela que posteriormente le ayudará a descifrar los mensajes secretos que su angelical esposa fallecida le intenta comunicar desde el otro lado de la existencia, con el objetivo de a salvar a la pequeña, último miembro del clan maldito.

Noonan se juega el pellejo valientemente, armando una estructura narrativa que le permite conocer el lugar donde han sido enterrados los cuerpos de la malograda madre y su hijo, desde donde los desentierra y anula la maldición echándoles lejía a los huesos carcomidos (demasiado fantástico para mi gusto, pero bueh, es el maestro).

Ahora mi opinión. Quiero ser claro en que yo admiro al maestro King sobre muchos otros autores. Sin embargo, esta admiración debe servir para mirar también su obra desde un punto de vista crítico. Sobre esto, me da la sensación, como me ha dado con otras obras de King, que los elementos paranormales sirven en este caso solamente para “afear” la historia. Un saco de huesos podría haber sido escrita perfectamente sin recurrir a tanto mundo mágico y sobrenatural, dotando a la narración de un toque de realidad, no por ello menos “King” que otros de sus textos. Recordemos por ejemplo STAND BY ME. King no recurre en esta historia en ningún momento a componentes sobrenaturales y resulta una de las más elogiadas por la crítica. Creo que no es necesario por lo tanto llegar siempre a lo fantasmal o a lo terrorífico en el mundo King a través de elementos sobrenaturales. Sobradamente está probado que King tiene la habilidad de hacerlo sin necesariamente referirse a una realidad distinta a la perceptible por todos nosotros. 

Resulta interesante también el particular trato con el que King delinea a sus niños, que siempre tienen algo mágico, algo no mostrado, no develado, en sus obras. Un saco de huesos me recordó así un poco a EL RESPLANDOR, con Danny Torrance y su habilidad parapsicológica de leer las mentes, ahora encarnado en la figura de la pequeña Ki Devore, con la misma habilidad, sin saberlo. Es gracias a esta capacidad que la niña logra comunicarse telepáticamente con nuestro protagonista, su salvador, de la misma forma que Danny Torrance lo hace con Dick Hallorann en THE SHINING. ¿Autoplagio?, no qué va. ¿Continuidad en su obra?, sí, por ahí va.

El tema de la muerte es también un asunto recurrente en la obra de Freud (eso iba a escribir en un comienzo jaja), en la obra de King, quiero decir. Bueno, para toda la literatura en realidad, pero lo que marca la diferencia entre los libros de Stephen y los del resto de la literatura, es que King teoriza a través de sus narraciones en los posibles “beyond the grave”, más allá de la tumba. REVIVAL, por ejemplo, o en CEMENTERIO DE ANIMALES. ¿Qué mundos pinta la existencia más allá de la muerte? Es una pregunta constante en la imaginación del maestro; la forma en que el alma sobrevive a la muerte carnal y qué senderos debe caminar una vez cruzada la puerta. UN SACO DE HUESOS explora esta posibilidad a través de los fantasmas de sus personajes, a los que incluso llega a hacer pelear frente a sus desavenencias.

Si bien UN SACO DE HUESOS no es la mejor novela que he leído del maestro, sí me quedo con ella por el hecho de la exploración que el escritor hace del mundo anímico de los personajes luego de la muerte de uno de ellos. Cuando uno piensa en Dostoievski como el primer psicólogo sin serlo, uno debiese entonces pensar en King como un conocedor del alma humana, sin ser tampoco un especialista formado en estas materias. La literatura se ve así como una manera para aproximarnos al fenómeno global humano, desde distintas miradas o posturas.

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