martes, 16 de abril de 2013

Experiments


Se encontraban espiando las rugosidades del árbol de mi   padre cuando el guardabosques los despertó. Abrieron los ojos en el dormitorio de cortina azul, que para esas horas estaba ya violeta por los tenues rayos de sol que la cruzaban. Le preguntó si soñaban lo mismo. Ella respondió si podía ser de otra forma. Me temo que no, respondió él una vez más, dándose vuelta para el rincón intentando ver si en la pared encontraba lo mismo que le había arrebatado el hombre. Ella continuó mirando el techo a medida que oscurecía dentro de la habitación. Al poco rato nos dormimos nuevamente y estiraron las manos para recoger las manzanas maduras.

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