jueves, 14 de julio de 2022

SOBRE EL DUELO - Chimamanda Ngozi Adichie

Unas pocas palabras para este breve texto que terminé de leer hace poco. No pensé que se pudiera sufrir de esa forma, menos por la muerte de un padre de 85 años cuyo fin es evidente y esperable. Compré el libro creyéndolo un grueso mamotreto. Me llegó un pequeño folletín con el nombre "SOBRE EL DUELO".
Por un instante pensé que era un libro teórico, que abordaría la experiencia del duelo desde algún planteamiento psicológico o algo así, pero no, equivocado estaba. El libro habla del proceso de duelo que vive la escritora al enterarse de la muerte de su padre, en Nigeria, mientras ella está en Estados Unidos. No es "mientras" en el sentido de que tuviese que volver a su país o algo así. Es un "mientras" que plantea lejanía, residencia lejos de la casa materna/paterna, en época de coronavirus, en época en que no hay posibilidad de volver a casa para despedirse. El libro debería llamarse entonces "SOBRE MI DUELO", o presentarse a partir de un nombre más vinculado a la propia vivencia. 

No había leído a Chimamanda, primer texto suyo, y luego de leerlo, quedé con ganas de más. 

A través de sus páginas, "Sobre el duelo" nos transmite todo el dolor que Chimamanda vivió, un dolor inconmensurable (rara vez se puede ocupar esa palabra que en su propia gigantez de signo lingüístico refleja lo enorme de su significado), inmedible, que la deja sin habla y sin imaginación. No había consuelo posible más que el dormir. No había pésame más adecuado que el silencio. Pensó en sus propios pésames entregados previamente a amigos / familiares / conocidos y le parecían ahora ridículo. "Entiendo lo que sientes" --> ¿lo entiendes?; "está en un lugar mejor" --> ¿lo está?, ¿por qué se fue?

 
El libro repasa el dolor desde el primer golpe hasta el momento de la última página. Última página en que Chimamanda toma conciencia de que ha empezado a hablar del padre en tiempo pasado. En psicología, al momento de aplicar pruebas proyectivas, cuando al evaluado se le muestra una lámina (como una lámina del test de Rorschach) y no halla qué decir, se le califica como "shock a la lámina". Tan potente la desconfiguración de la imagen, que la deja sin palabras, sin ideas. Así, esa última página en que Chimamanda cambia el tiempo verbal, puede leerse a partir del mismo principio. Shock a la idea del pasado presente. Del pasado que se hace presente en la forma de un padre transformado ahora en cadáver.

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