martes, 25 de octubre de 2022

El curioso incidente del perro a medianoche (MARK HADDON) entremezclado con la propia vida.


De pronto la vida actúa, aparece, emerge en acciones concretas que tú ves y dices, ok, eso es, esto fue, pasará. Y continúas caminando, haciendo tus cosas, desconociendo que las cosas de la vida que emergieron, aún afectan el cursos de los hechos, aunque ni siquiera seas consciente de aquello.

En agosto de este año, falleció un tío mío, nuestro, muy querido. Eran 6 hermanos, de los que salieron muchos sobrinos. Más abajo la contabilidad se pierde. No sé finalmente cuántos primos tendré, pero sé que son muchos y que no los conoceré probablemente durante mi vida. Pero sí todos conocieron a mi tío Freddy. Freddy Saavedra Díaz era el nombre, hermano de mi madre, que murió en agosto.

En ese momento estaba leyendo "EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A MEDIANOCHE" de Mark Haddon. Me refiero no en ese momento sino esos días. Y una tarde de esos días mi madre llama por teléfono avisando que los médicos querían conversar con la familia. Tomé mis cosas y partí a la ciudad a las 3 de la madrugada manejando y aguantando los maullidos de mi gata que tampoco entendía el movimiento a esas horas de la noche. 

"Freddy va a morir", dijo mamá. 

Llegué a la mañana siguiente y como única vez, nadie me recibió con muchas sonrisas. Mi visita por esta vez significaba que la familia se estaba reuniendo para despedir a un miembro que era importante para todos nosotros. Llegaron otros desde otras partes del país, también.

Y ocurrió todo el proceso. 

Mi tío llegó al poco tiempo de regreso a la casa con poca esperanza de vida (2 semanas dijo el médico). Y la familia intentó prepararse para ese tiempo. Duró 2 días. 

Nos quedamos con todo lo que le habíamos comprado para ese tiempo poco determinado que le quedaba. El ensure tenía marcada la única cucharada que se había utilizado. 

Volví a Conce, volví a Santiago, volví a Conce, volví a Santiago. ¿Cómo lo haces? me preguntó un tío. En auto, le respondí. Sí, ¿pero cómo lo haces? No lo sé, dije finalmente.

Lo enterramos. Raro verbo para meter el cajón dentro de una cripta que lo que menos tiene es tierra. Ocurrió el funeral con las canciones de Adamo que nos destrozaban todavía más la poca alma que nos iba quedando. Teníamos sensibilidades a flor de piel. Nos habían despellejado y cualquier brisa nos hacía sentir dolor, particularmente a mi madre.

Regresé a Concepción a los pocos días y creí retomar mis rutinas. Hasta que llegó el momento de tomar el libro. 

Antes de todo esto, haciéndole propaganda, les decía a la gente que el libro era como una especie de abrazo de ingenuidad que me acomodaba en mi cama antes de quedarme dormido. La historia de un niño con autismo determinado a encontrar los asesinos de un perro vecino que transcurre en Swindon, Reino Unido, me sumergía en un universo imaginario que muchos hablaban como un nuevo Forest Gump. Y de hecho así lo sentía, hasta el fallecimiento de mi tío. Luego de esto, la lectura se volvió insípida, poco clara, confusa. La ternura de las páginas iniciales dio paso al hastío de tener que continuarlo. Lo dejé de lado un tiempo. Semanas, meses. Hasta que lo tomé de nuevo y lentamente me fui de nuevo dejando encantar por los hechos de la narración.

Lo terminé, hace no mucho. Y me di cuenta que los hechos de la vida afectan hilos de la nuestra propia que muchas veces no vemos, no sentimos, no comprendemos que existen. Funcionan subterráneamente y si no fuese por el libro, habría pensado que la cosa sigue así no más. Y no es tan así.

El libro me pareció muy entretenido. Muy bien documentado el autor para reflejar la situación de quienes viven alguna afección del espectro autista (¿o será un reflejo de él mismo?). A medida que lees, vas compartiendo las experiencias subjetivas del joven personaje Christopher Boone en su búsqueda por conocer al asesino (que termina siendo... no adivinarán quién... y tampoco adivinarán por qué lo es...!) y luego en su desesperado recorrido por Londres en búsqueda de su madre. 

Muy recomendable el texto para quienes buscan comprender las experiencias de personas con estas condiciones y también para quienes buscan enternecerse con las extravagancias del joven Boone.

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